El ajedrez es más que un juego; puede ser un entrenamiento para la vida; si los valores, facultades y estrategias que desarrollamos sobre el tablero, sabemos adaptarlas para su aplicación en nuestra realidad cotidiana.
En un juego aparentemente estático, las emociones y la mente tienen un papel muy dinámico, y parte de la victoria se basa en el autocontrol. En nuestra actividad habrá un espacio para la enseñanza y para la competencia de ajedrez.